Hoy (ya ayer) el día ha terminado siendo agotador, pero chulo.
Despertamos en el oasis depués de una noche con un viento tremendo. Nos pusimos en marcha y desayunamos en Douiret en una típica ghorfa.
Aún no habíamos decidido si ir directos a Douz o llegar hasta Ksar Ghilane, que suponíamos debía ser a Túnez lo que Merzouga a Marruecos. Es decir, las puertas del Sahara; o al menos una de ellas. Al parecer no había carretera, y según mi mapa, efectivamente así era. Hasta tres veces pregunté por el estado de la pista que llega hasta allí. Como siempre en estos casos la información era contradictoria. Pista buena, pista mala … Un bereber de la zona, el que me inspiró más confíanza, nos dijo que no lo intentáramos, que con la tormenta habría mucha arena y que incluso podríamos perdernos. Que mejor esperáramos un par de días. Parecía que sabía de lo que hablaba.
De camino a Douiret vi dos desvíos a Ksar Ghilane…
Este tema generó la situación más tensa del viaje. Yo sí, ella no, … Al final lo intentamos en un par de ocasiones, pero la dificultad y el punto de sensatez que puso Bego al asunto nos hizo desistir. Por el momento…
Acabamos subiendo hacia Beni Khedache. Allí recuperamos la comunicación y el ánimo con un buen «cous cous» bereber.
Eran las tres y queriamos llegar hasta
Douz. Preguntamos de nuevo. Unos 200 kms. hasta Douz. 65 kms. de pista a Ksar Ghilane.
Y casi sin gasolina …
Y …
Y….? Y qué y qué???? No nos podeis dejar así, jajaja…
😉
Ahí Vane, atenta a las noticias. Besos desde el centro de Túnez.
Diossssssssssssssssssssss que tensión!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Pero bueno, llegó la gasofa o no llegó?