… Y primer shock.
Todo está limpio y ordenado en el bar de la gasolinera. Demasiado diría yo.
La gasolina es cara.
El café también.
Te hablan en español.
El camarero es antipático.
Hay tele en el bar.
Excesiva luz.
Te echan la charla por dejar la moto donde no debes.
Nadie nos mira al entrar.
Nadie nos habla.
Nadie nos sonríe.
Nadie nos pregunta donde vamos, de donde venimos o de donde somos.
…
¡Allah!
Nos vamos de aquí.
El único que nos miró y nos sonrió era un árabe que intentaba comer algo sin cerdo.